El maestro está de
acuerdo en que el color es el
adecuado. Que la fusión se está produciendo, cada
día. Y yo empiezo a
ver las cosas con más claridad, me parece ver los
movimientos de los
átomos, sus combinaciones, sus querencias…
Nada que mire me parece muerto,
inactivo. Hasta las piedras más inertes tienen vida.
El agua es maravillosa. Me
agrada. Me fundo en su materia, me penetra, me atraviesa… me
produce placer.
El mercurio, sin embargo, me
sigue dando miedo.
El maestro dice que
aún no estoy preparada. Que hay más etapas por
delante.
La Obra evoluciona
satisfactoriamente. Y el maestro está contento
conmigo. Dice que mi evolución es especialmente
rápida y limpia. No sé
si lo dice por animarme, o realmente lo cree.
A mí me parece lentísimo; pero sin duda avanzo.
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