Cosas
del balneario y mías.
Sicilia, hotel y balneario
a orillita del río Mesa.
Escondida, y tan hermosa
ribera entre rojas peñas.
Está en lo abreste del campo
la más natural belleza.
Y la Virgen de Jaraba,
en la entraña de las piedras,
da espiritual calor
para el agua de las termas.
Después de tomar los baños,
yo, no sé que tal irá,
pero que esto es divertido,
nadie me lo negará.
Despiertan, de madrugada,
por llamadas telefónicas,
y ¡¡ hala !!, a meterse en el agua
igual que harían las focas.
El agua de san Vicente
sustituye al Cariñena y Rioja;
pero hay en el Bar botellas
donde tomar una copa.
Petanca y paseo son sanos,
parchís y cartas, normal;
pero como al Precio Justo
todos dicen ¡¡ a jugar !!
Las señoras, con Rubí,
lo pasan como un usía;
es culebrón conocido,
que durará tres mil días.
El agua caliente, sube
la tensión y los colores,
La roca, rojiza, eleva
altos peñones y cerros,
con figuras de gigantes
que, al mirarlos, causan miedo.
Mortal para el viandante
el menor derrumbamiento.
Están la Vida y la Muerte
presentes, al mismo tiempo,
siendo polos de equilibrio;
latido, música y eco.
La Creación, no termina,
ni hay soledad ni silencio.
Porque no existe la Nada,
ni existe el vacío completo.
El sucio algodón de niebla,
ceniza húmeda en suspenso,
como espíritus en pena
bailan, entre tierra y cielo.
Después, cuando sean lluvia,
volverán a caer al suelo.
Serán agua, serán río,
vapor, que sube de nuevo.
Cuando un ciclo se termina,
otro, le viene siguiendo.
Nací, fui joven, y ahora,
ya me voy sintiendo viejo.
Y sin compañía humana,
no sé decir, pero siento,
que cuando ya esté podrido
y no sea mío mi cuerpo,
mi espíritu vivirá,
porque es parte de lo Eterno.
Paseando por la orilla del río Mesa en la anochecida del
12-XII-1991 en Jaraba (Zaragoza) merecí el primer premio del
concurso en el balneario Sicilia.
Antonio
Pizarro Luna. 1991.
Poemario
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